10/27/2009

El cielo se abre bajo mis pies



Apostaba por eliminar las líneas rectas. 

Al voltear la página, que acababa de emborronar a tachones, se encontró con el vértigo del punto muerto que siempre había escapado.
Temía la marcha atrás y vivir en los atascos de una ciudad que la aprisionaba cada vez más, rodeada de frenos automáticos y olor a gasoil.
Buscando un cruce de miradas evitaba la doble dirección de las palabras mientras que las prisas y los pasos obligatorios en unas tardes de domingo que no quería dejar vacías la arruinaban.
Enervándola los vacíos sin dudas y los ideales aferrados por esquinas redondas la cansaba el sinsentido y, parada frente al mar mientras el mundo gira, vive mirando una estrella.


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