7/29/2011

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De pronto fue como si los puntos hubiesen desaparecido de su caligrafía, se había olvidado cómo redondear las alfombras sobre las que yacía esperando un nuevo vals. Se comió tantos espacios que no pudo más que vomitarlos uno a uno hasta quedarse con los justos y necesarios; necesitaba volver a dormir hasta tarde, acabar un libro; quizá pintarse las uñas de los pies de algún color estridente.
Retomó su tango con un picnic en el parque soñando con el otoño con un vestido de tirantes y la música de un nuevo concierto. Clara había engrandado demasiado la lupa que utilizaba para ver los semáforos en verde.
Partirse de la risa, compartir un almuerzo, tomarse un mojito, caminar un poco, hacer al menos una foto al día…
Hasta que se acordó del buzón mágico en el que le habían prohibido meter la mano. Corrió hacia él para encontrar todas aquellas cosas que siempre aparecían deliciosas y sorprendentes. Antes se había encontrado cartas, amigos, chocolate, fotos, proyectos, música, besos, llaves, sonrisas… y esta vez su libertad, metida en el buzón estaba, allí esperándola. Como si no hubiese hecho otra cosa más que aguardar aquevolvieseavisitarla. 



Las relaciones no funcionan como lo hacen en la televisión y las películas. "¿Lo harán? ¿No lo harán?" Finalmente lo hacen y son felices para siempre. Por favor. Nueve de cada diez terminan porque no eran adecuados el uno para el otro para empezar, y la mitad de los que se casan se divorcian de todos modos. Y a través de todo esto, no me he convertido en un cínico. No es así. Sí, resulta que sí creo que el amor es principalmente sobre entregar bombones de chocolate, y ya sabes, en algunas culturas, una gallina. Puedes llamarme ingenuo. No me importa. Porque sí... creo en él. El punto es que... las parejas que en verdad son adecuadas el uno para el otro atraviesan por la misma mierda que todos los demás. Pero la gran diferencia es que no permiten que eso los afecte. Una de esas dos personas se pondrá de pie y luchará por esa relación cada vez, y si es lo correcto y tienen mucha suerte.Uno de ellos dirá algo.
(Scrubs)

7/13/2011

El día que me vaya será así y no habrá despedida.



Alicia había aprendido a fotografiar personas según los movimientos de la punta de la nariz. En su país había narices de todo tipo, a juego con las diademas que cada uno osaba ponerse los domingos al medio día.
-Las carreras al final las ganan los que menos peso llevan encima.- estaba apoyada en el balcón verde, en una posición donde le daba perfectamente una brisa que llegaba con violencia desde el mar.
Había intentando pasear en bailarinas por la orilla días atrás pero al final siempre lograba que éstas se escaparan forzando a sus delicados pies a rozar el agua gélida que bañaba su tierra; era como si quisiera que saliera corriendo a la vez que paraba el tiempo, respiraba, y volvía a trepar por las enredaderas del viejo patio trasero.




¿Donde está tu arrebato?. Quiero que flotes. Quiero verte cantar con furia y bailar como posesa. Verte feliz hasta el delirio o dispuesta a serlo. Ya sé que suena un poco cursi. Pero el amor es pasión, obsesión, no poder vivir sin alguien. Mira, pierde la cabeza, encuentra a alguien a quien amar como loca y que te ame de igual manera. ¿Cómo encontrarlo? Olvida el intelecto y escucha tu corazón. Porque lo cierto hija, es que vivir sin eso no tiene sentido alguno. Llegar a viejo sin haberse enamorado de verdad, en fin, es como no haber vivido. Tienes que intentarlo porque si no lo intentas no habrás vivido.
(Conoces a Joe Black)

7/03/2011

Coordenadas para un pleno


Era la primera mañana de muchas que Jen se sentaba en el sofá, con sus piernas estiradas hacia el viejo arcón y un periódico sobre ellas que no auguraba buenos tiempos. Decía que la presión atmosférica iba a bajar, que la guerra seguía esculpiendo Discóbolos, que no había dinero, ni ganas, ni fuerza... 
Elegía la música antes de saber lo que iba a pintar, el lienzo seguía igual de blanco que el día en el que se lo regalaron; mejor blanco que de cualquier otro color pensaba. Mientras tanto permanecía colgado en su pared a modo de autorretrato. 
El teléfono había sonado un par de veces, al otro lado de la habitación, sobre la mesa de cristal. No pensaba desanudarse el moño ni cambiar el ángulo de sus piernas. 
Era el primer día que olía a esperanza. 
Cogiendo carrerilla e intentando hilar una frase de más de diez palabras se abalanzó sobre su escritorio y en un papel de 4cm por 4cm garabateó su bilis: "Y es verdad, no sería nada si tu dejases de imaginarme". 




- La niña me ha preguntado si podría ser un ángel.
- ... todos quieren alas.
- Nunca sé que decir.
- Diles la verdad. Los ángeles no son humanos, nunca lo fuimos.
- ¿Qué te parece si le fabrico un buen par de alas de papel?
- Dile la verdad.
- Se la he dicho.
- ¿Y?, ¿cómo se lo ha tomado?
- Me dijo: "¿de qué me sirven unas alas si no puedes sentir el viento en tu cara?"
(City of Angels)