12/27/2013

Spezzeró le ali del destino, e ti avró vicino.


De esa manera su cuerpo se convirtió en su diario. Como sucedía en alta mar, el pirata marca su piel con un periodo especial de su vida. Algo que, viviendo con él hasta el fin de los días, no sólo lo alberga en el pasado sino que hace que lo conserve para siempre.




"Las relaciones no funcionan como lo hacen en la televisión y las películas. "¿Lo harán? ¿No lo harán?" Finalmente lo hacen y son felices para siempre. Por favor. Nueve de cada diez terminan porque no eran adecuados el uno para el otro para empezar, y la mitad de los que se casan se divorcian de todos modos. Y a través de todo esto, no me he convertido en un cínico. No es así. Sí, resulta que sí creo que el amor es principalmente sobre entregar bombones de chocolate, y ya sabes, en algunas culturas, una gallina. Puedes llamarme ingenuo. No me importa. Porque sí... creo en él. El punto es que... las parejas que en verdad son adecuadas el uno para el otro atraviesan por la misma mierda que todos los demás. Pero la gran diferencia es que no permiten que eso los afecte. Una de esas dos personas se pondrá de pie y luchará por esa relación cada vez, y si es lo correcto y tienen mucha suerte.Uno de ellos dirá algo." 
(Scrubs)

12/26/2013

Respireró piano per non far rumore



-Hay cierta delicadeza romántica en el sonido de la lluvia al golpear el cristal, ¿sabes? Quizá sea sólo el despertar de las rosas secas que acompañan su armonía, como si fuese primavera pero en mitad del más gélido de los inviernos. 
El chico guapo la miraba atento pero impasible, o impasable, o imposible. La intentaba escuchar mientras su cabeza se convencía de que no debía hacerlo, rescatando recuerdos amargos, momentos inválidos, abrazos rotos. El álbum se volvía a completar, las páginas pasaban llenas de fotografías de ellos juntos, separados y vueltos a juntar. Nadie dijo nunca que fuera a ser fácil. Pero es que eso estaba siendo jodidamente complicado.
-Me gusta verte así. Claro. Anticiclónico. Hierático.  - siguió ella cogiéndose las rodillas - No quiero entrar, ni rasgar, ni clavar. No quiero más de eso. Pero sí que quiero vida. Con su V. Quiero Volver a Vibrar. 
Paró un segundo, mirando al infinito, recordándose fuera del coche con cuatro carteles pintados a mano.  - Y las plumas serán preciosas, estoy segura; alas que virarán en direcciones opuestas porque los golpes harán que simules que no me conoces. Aunque estés aquí, diciéndome que puedo apoyarme. Pero es que aunque en la ciudad esté lloviendo no llamo para que apagues ningún incendio. Mi monólogo de hoy no escribe árboles, ni pinta canciones, ni corrige carreteras; sólo marca un día especial, el principio de un final cuya crónica parecía no estar anunciada, como si hubiera luchado para que no ocurriese. Pero he hecho de tripas corazón y las lágrimas han salido al son de esta ciclogénesis que parece que ha llegado para arrancar barandillas y levantar caudales, dispuesta a derrocar mentiras y dejar que por la ventana vuelvan a colarse lineas de luz en el techo. 
Él seguía en su exacta misma postura, perdiéndose en las farolas cada rato que buscaba evitar su mirada, porque se sentía incapaz de mantenerla, quizá porque sabía que era lo que podía delatarle.
-Estás tan asustada de tí misma que no quiero ni un 0,5%.- le contestó. Era lo único que el Chico Guapo podía esgrimir en ese momento así que ella, consciente de la pared de hielo que marcaba sus palabras, abrió sus manos y dejó que toda la sangre cayese, desnudándose, quedándose completamente seca. Consciente y culpable. Frunció el ceño y se olvidó de él por un instante, volviendo la mirada a lo que quizá era la razón por la que estaba ahí, con él.
Fue entonces, cuando él ya se había dado la vuelta, que corrió a su lado y, sintiéndose más diminuta que nunca, le dejó marchar, consciente de que no quería dolor para él, a sabiendas de que todos sus sueños se desmoronarían esa noche y que ya no habría ni iglesias al borde del mar ni mañanas de post-its que guiasen al desayuno.
-Lo que estoy es cansada de ir cincuenta metros por detrás y que parezca que voy uno por delante. Sólo quiero casa. Y volver a Volar.


“Qualunque cosa farai amala, come amavi la cabina del Paradiso.”
(Cinema Paradiso)                   

12/21/2013

How I miss our little talks



Nunca he sido de esos que cuenta los días ni sabe las fechas especiales. No tengo ni idea de qué vals bailamos aquella noche ni de la colonia que llevabas la primera vez que te subiste al coche.
Pero sí recuerdo lo que escocía esa caricia en la mejilla el amanecer que no dormí.
Porque lo vi, lo vi desde lejos. Vi tus ganas buscando calor por las calles oscuras, lamiéndote las heridas como una perra perdida con ganas de jugar.
-Ya sabes lo que dicen, Cat. Pies fríos, corazón caliente. 
-¿Y cuándo el corazón está petrificado también?
-No sé. Pero como tengas el corazón tan caliente como fríos tus pies seguro que estás ardiendo en el infierno. 
En busca de un cuerpo, un roce, una mirada. Que no retienes. Porque no sabes. Porque no quieres. Porque estás tan terriblemente asustada en tu quietud que no hay vida más allá de tus cuatro paredes.
Tan nítidas que no te permiten ver que no caben reproches en estas pestañas y que en estas caderas se desatan más de tres abrazos. Abrazos que nunca se dan y que, incluso, se escapan.
Ves que no me olvido, hermosa, que todavía quiero devolverte tus uñas clavadas en mi espalda esa noche. Porque sí, son tuyas. Y las sonrisas también, si las quieres.
En una caja de música. Que calle todo lo que no se baila.



Y así fue como pasó, en el segundo día de trabajo, el grupo de convictos que reparaba el techo de la fábrica en la primavera del 49 terminó sentado a las diez de la mañana tomando una cerveza fría, cortesía del tipo más duro que jamás estuvo en la prisión de Shawshank... El cabrón incluso logró sonar grandioso. Nos sentamos y bebimos con el sol a nuestras espaldas, sintiéndonos como hombres libres. Maldita sea, podríamos estar reparando el techo de una de nuestras casas. Éramos los reyes de la creación. Ahora Andy, el pasó ese descanso sentado en la sombra, una extraña pequeña sonrisa en su rostro mientras nos veía tomar cerveza... Alguno podrá decir que lo hizo para ganarse el favor de los guardias, o tal vez para hacer unos cuantos amigos entre los convictos. ¿Mi opinión? Creo que lo hizo para sentirse normal de nuevo, tan solo por un momento.
(Cadena perpetua)

12/03/2013

Voces que desaparecen y gargantas que se quedan





La ventanilla del coche. El barrio “bien” de Portland, Maine. De repente, como un flashazo, sentirse en Santander. Con ella. No sé si es el ladrillo que conexiona en mi cabeza o el recuerdo de ella, de su sonrisa. Ella está en mi cabeza y no sé si no puedo dejar de pensar en ella porque nunca estuve enamorado de ella o porque siempre lo estuve y no quise. Es una combinación fascinante de endorfinas, nostalgia y ladrillo.
¿La volveré a ver? Ya no estoy tan seguro. hace apenas dos meses éramos uña y carne, los mejores amigos. Nuestros encontronazos, nuestras diferencias pero nuestros espacios y un grandísimo espacio común. Ahora sé que mi espacio -o no tanto mi espacio- sino mi dirección apunta hacia otro lado. Muy diferente. Otras metas. He decidido seguirlas y dejar de mirar atrás como si pudiera compaginarlo todo.


No quiero compaginar nada. Sólo me quiero a mí. Por egoista que suene. Es lo que quiero hacer. No sé bien cómo. Me asusta no saber el camino. Por ahora tengo algo a lo que aferrarme. Ya veremos el año que viene.


Siento nostalgia por todo lo que dejo atrás. Me gusta mirar atrás, pero sé que a partir de ahora cada vez miraré menos y menos hacia atrás. me gusta combinarlo con el futuro: pensar en volver a mis raíces con todo el camino hecho. Pero sé que será mucho más difícil, que estoy tomando una dirección que no asegura la vuelta.
Ni la vuelta, ni la felicidad, ni nada. Sólo me asegura que es donde quiero mirar. tengo dudas. Me siembra dudas mi entorno, mi familia, mis amigos. Pero por eso tengo que ser fuerte. Olvidar lo que he sido o conseguido y mirar hacia donde quiero ir. Escribir lo que quiero escribir.


Trato de pensar en razones para hacer lo que hago pero es que realmente no hay razones. Y es perder el tiempo. Lo que tengo que pensar es en qué quiero hacer y qué cosas siento que tengo que hacer. Y medios para hacer. Qué siento que quiero hacer y maneras de llegar a ello. Tengo que pensar en “afuera”, en los sitios y las cosas que me van a permitir hacer lo que quiero.
Leer lo que tengo que leer, escribir lo que tengo que escribir. No perder el tiempo, porque mi tiempo es mi sueño.

Pero me concedo perder un poco el tiempo pensando en ella, en su pelo y en las calles de Santander. Las casas bonitas y en sus pasos al lado de mis pasos.
Y sigo mi camino, que me aleja más y más de ella.


Y no siendo mío, esto tenía que estar aquí. 

11/18/2013

Se atragantó con su adolescencia



-¿No te quieres quedar? Seguro que si cuentas ovejitas consigues dormir...
Álvaro la miraba con el codo apoyado en la almohada y la mano sujetándole las últimas ideas del día. Cati había aparecido una vez más de entre los arbustos irrumpiendo en su cama como le gustaba hacer, sin ni siquiera dejar apuntado el número de teléfono.
Ella continuó a vestirse sin darse la vuelta. Despacio, poco a poco, fijándose a ratos en el espejo de la pared. Olía a invierno cuando movía su melena y sonaba a una mezcla de Pereza y Bonnie Tyler cuando se ponía a caminar. Era casi imposible no quedarse con ganas de acumular más ceniza pero, a la vez que resultaba tan sencillo quererla, odiarla parecía mucho más fácil de lo que se pudiera dibujar. Y eran esos momentos en los que a él le hubiese encantado poder tocarla de verdad, como si de un arpa se tratase, y ver debajo de esos labios de color carmín permanente su tez auténtica. Ese rosáceo que noqueaba y convertía a cualquiera en un ser salvaje, de esos dispuestos a cometer cualquier crimen.
-Contar ovejas no creo que permita dormir a los leones.
Le regaló un último beso y salió por la puerta, cerrando con cuidado para no hacer mucho ruido y que pareciera que realmente se había ido. Porque, de haberlo hecho, ambos se acordarían que había estado.



Los finales nunca son fáciles. Siempre los he idealizado de tal manera que nunca están a la altura de mis expectativas y acabo decepcionado. No se porque me importa tanto como acaben las cosas aquí. Supongo que todos queremos creer que lo que hacemos es importante, que la gente esta pendiente de cada palabra que decimos, que le importa lo que pensamos. Y en realidad, podemos sentirnos afortunados si logramos, aunque sea por casualidad, que alguien, quien sea, se sienta un poco mejor. Porque al final todo se reduce en las personas que dejas entrar en tu vida y mientras mi mente rememoraba las caras que había visto aquí me acorde de mi familia, de mis compañeros de trabajo, de los amores perdidos y incluso de aquellos que ya no estaban. Y al girar la esquina, todos volvieron a mi como una larga cola de experiencias compartidas... Aunque me sentia arropado y seguro, sabia que tenia que acabar. No es bueno estancarse en el pasado, y gracias a Ban ya no me parecía tan aterrador, podía depararme lo que deseará.
(Scrubs)

10/25/2013

El por qué de El Club del Cupcake

Hoy no vengo a hablar de Moira, ni de Jen, ni de Teo o Lía. Ni tampoco traigo una pincelada de sus vidas o una pizca del mundo. Lo que sí que quiero es disculparme, ante todo, por la ausencia pero en mi defensa diré que ha sido más o menos justificada.

El diez de julio la editorial Espasa llamó a mi puerta: "Queremos hacer un libro de cupcakes, y queremos que lo hagas tú. Tiene que estar listo para la primera semana de septiembre". Fueron dos cosas las que se me vinieron a la cabeza en ese instante. La primera, que yo había probado los cupcakes sólo una vez y que los había aborrecido. Y la segunda, que en dos meses de tiempo iba a tener que estar sin dormir todo el verano si quería conseguir algo decente. Pero me lié la manta a la cabeza y me lancé al vacío. Me han ayudado mucho, cada capítulo que iba escribiendo se lo mandaba a mi círculo más cercano y ellos corregían, daban pistas, alternativas y puntos de vista no oxidados que se convirtieron en mi salvavidas.


Una receta de un cupcake en cada capítulo, pero pastelillos diferentes a los que se suelen ver, habrá de pizza y de croquenbuche entre otros muchos, y todos trabajados con la ayuda de Iñaki en ABaC, donde Jordi Cruz me abrió sus puertas para experimentar y conseguir lo que yo buscaba.

Yo no soy escritora profesional, ni tampoco cocinera, pero lo que sí que os puedo asegurar es que he puesto el 200% en este libro, todo mi cariño y lo mejor de mí para convertir esta historia en algo divertido que os entretenga, os abstraiga de vuestra realidad y os permita soñar un poco más.

Saldrá a la venta el 19 de noviembre pero lo podéis comprar por adelantado en algunas páginas de internet como la de La Casa del Libro. De todas formas, y sólo para vosotros, el 6 de noviembre subiré un adelanto, para que os vayáis enganchando.

Por ahora os dejo la sinopsis:

Entusiasta, temperamental  con un talento fuera de lo común para la cocina, Silvia tiene muy claro lo que quiere: abrir un pequeño obrador de repostería con el que ganarse la vida. 
Pero tiene todavía más claro lo que no le gusta: no entiende la moda de los cupcakes ("esas magdalenas raras", que diría su abuela), no va a enredarse en una relación amorosa (para eso ya está su amiga Casilda) y, desde luego, no piensa presentarse nunca, jamás, ni de broma, a uno de esos concursos de cocina de la televisión.
Sin embargo, Silvia descubrirá que el camino hacia los sueños tiene desvíos inesperados. 


Espero que lo leáis, que os guste y muchas, muchas gracias a todos por vuestro apoyo, de corazón.

¡Ah! Y que vivan los cupcakes, que ya me he encariñado de ellos.

8/26/2013

Todos nacemos con una caja de fósforos dentro



Es curioso cómo funcionan los déjà-vu. 

Estaba plantada ante él como si hubiera surgido de la nada. No era una señora de ochenta años que le perseguía para que se terminase el bocadillo, sino que la dueña de "esa voz" pausada y liviana era una mujer joven y esbelta con un vestido gris marengo y sandalias de ante. Al cuello llevaba un pañuelo de hilo con motivos amarillos y una especie de tachuelas en los bordes.
La media melena de Monipenny brillaba en un tono caoba intenso cuando se movió entre los árboles y   los rayos del sol le acariciaban. Sus ojos verde oscuro le miraron con un tono interrogante.
- Estoy buscando a Ric, me han dicho que por aquí todavía pasa de vez en cuando - le dijo tambaleándose hasta caer en un viejo banco de madera resquebrajada.
¡Dios mío! Él conocía esa sonrisa, era la  misma que hacía unos años le había llevado a bailar a las seis de la mañana todas las noches.
-Perdona, ¿te conozco? - se desabrochó los cordones de sus bambas, se las quitó y se sentó en el césped, a los pies de ella - Me recuerdas mucho a alguien, no sé, quizá son paranoias mías.
Se quedaron ahí unos instantes, él inmóvil y ella dibujando con su dedo sobre la madera del banco, pensando en esas instantáneas bajo las que se esconden las historias.
Se sentían bien allí, como si se conocieran de toda la vida. Se miraban e incluso llegaron a rozarse en algún instante. Era como si en su vida anterior algo los hubiese tenido ligados.
-Mon, tú eres mi Mon. No lo entiendo. Me quedé esperando a que volvieras a encontrarte, a que la piel mudada volviese a pegarse con superglue si hacía falta. 
Ella se dejó escurrir hasta que sus nalgas tocaron la hierba húmeda y, siempre manteniendo su mirada al frente como si otease el horizonte, se sacó del bolsillo una vieja pulsera de madera. Jugaba con ella entre sus manos, se distraía viendo cómo los abalorios caían de un lado al otro.
-¿Vienes a devolvérmela? - le preguntó Ric mirándola.
- ¿Piensas que lo haría en algún momento? - Mónica tenía esa especial habilidad para contestar preguntas con otras preguntas y dejar que el silencio respondiera las anteriores, dando por sentado que ciertas respuestas debían saberse.





Al padre de Max le gusta ir diciendo por ahí que todas las noches juega a la pelota en el jardín con su hijo, que es justo lo que están haciendo los dos ahora mismo. Le cuenta a todo el mundo lo bien que Max coge la pelota, y a veces insiste mucho en ello, aunque generalmente lo hace cuando la madre de Max no está delante. A veces, si sabe que su mujer puede volver en cualquier momento, lo suelta nada más salir ella de la habitación.
Pero la verdad es que jugar, jugar, no juegan. Su padre le lanza la pelota, y Max la deja caer e irse rodando, y cuando la pelota se para, la coge e intenta lanzársela de vuelta. Sólo que el padre de Max siempre está demasiado lejos y él siempre se queda demasiado corto, por mucho que su padre lo anime diciendo: <<¡Date impulso!>>, o <<¡Lánzala con todo el cuerpo!>>, o <<¡A por todas, hijo!>>.
Siempre que juegan a tirarse la pelota, el padre de Max lo llama <<hijo>> en lugar de Max.
Pero aunque Max se diera <<impulso>>, o fuera <<a por todas>> (yo no sé que significan ninguna de las dos cosas, y me parece que Max tampoco), a su padre nunca le llega la pelota.
Pero digo yo, si quiere que le llegue, ¿por qué no se acerca un poco más?
(Memorias de un amigo imaginario - Matthew Dicks)

8/06/2013

It could always be worse


Hay afinidades que sólo el azar domina. Mientras tanto, Alicia seguía llevando diademas para ordenar sus ideas y que no se le alocaran con el viento más de lo necesario. A veces rescataba sus faldas del fondo del armario, esas que había dejado empolvar para ver si el tiempo lo solidificaba lo sufiente para soportar el peso del silencio, y con miedo de hacerse nuevos moratones en las rodillas, compraba globos de helio para retar a las sombras de una ciudad en llamas.

Daba pasitos de hormiga, como si el suelo fuese a abrise delante de ella, y miraba fijamente cuando cantaba las cosas, penetrando hasta el fondo. Y si la intentabas mantener la mirada te podías perder en esa sensación de levitar en la que se encontraba todo lo que la rodeaba. De vez en cuando arrugaba la nariz, hacía una mueca que se convertía en un hoyuelo en el lado derecho de su moflete y seguía cogiendo margaritas. Siempre le habían gustado esas flores, no como las rosas que colgaba boca abajo y dejaba marchitar. Pero luego quedaban tan bonitas...





Nadie cree que su vida saldrá más o menos bien. Todos creemos que vamos a estar bien. Y desde el día en el que decidimos ser lo que queremos ser y hacer, nos llenamos de esperanza. Esperanzas de los caminos que nos abriremos… La gente a la que ayudaremos, lo que nos afectará… Grandes esperanzas de quién seremos, adónde iremos. Y entonces, llegamos ahí. Todos pensamos que vamos a estar bien. Y nos sentimos un poco engañados cuando no damos con nuestras esperanzas. Pero a veces, nuestras esperanzas nos subestiman. A veces lo esperado simplemente se queda en nada en comparación con lo inesperado. Tienes que preguntarte por qué nos aferramos a nuestras esperanzas… porque lo esperado es lo que nos mantiene firmes, derechos… inmóviles. Lo esperado solamente es el comienzo. Lo inesperado… es lo que cambia nuestras vidas.
[Anatomía de Grey]

7/06/2013

Stop. Necesito Yo.


Entre un alboroto de alocadas idas y venidas entre los distintos cipreses de la ciudad, Moira parecía inquietamente inmutable. Su larga melena recogida tras esa diadema de cuadros turquesas estaba inmóvil, inmune a cualquier viento veraniego. Ese viento que hacía que el alquitrán del asfalto de Madrid hirviese a borbotones haciendo que la piel que se escondía bajo su falda amarilla estuviese un pelo menos tirante de lo que acostumbraba.
Aún así, Moira seguía pisando sus caminos de hojas con sus bailarinas sin suela. Intentaba, cual funambulista retirado, mantener el equilibrio, para librarse de los tiburones de las alcantarillas.
No, no era fácil. Por eso de vez en cuando se escondía debajo del edredón de invierno, sacaba el té de las cinco e inhalaba las páginas de los libros oxidados que guardaba con recelo en el cajón de los secretos.



"Siempre había oído que toda tu vida pasa ante a tus ojos el segundo antes de morir. Para empezar, ese segundo no es un segundo en absoluto, se hace algo inmenso, como un océano de tiempo. En mi caso aparecía yo tumbado boca arriba en el campamento de los boy scouts mirando estrellas fugaces y las hojas amarillas de los arces que franqueaban nuestra calle; o las manos de mi abuela y su marchita piel, que parecía papel; y la primera vez que contemple el nuevo Firebird de mi primo Tony; y Jane. Y Jane... Y Carolyn. Supongo que podría estar bastante cabreado por lo que me pasó, pero cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento como si la contemplase toda a la vez, y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que esta a punto de estallar. Pero recuerdo que debo relajarme, y no aferrarme demasiado a ella, y entonces fluye a través de mi como la lluvia, y no siento otra cosa que gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida. No tienen ni idea de lo que les hablo, seguro, pero no se preocupen: algún día la tendrán."
(American Beauty)  

6/15/2013

Habla bajito y tu voz sonará más fuerte.


Escribamos otra vez. Empecemos por lo fácil: a-b-c-d-e-... el abecedario y luego los números, 1-2-3-4. Quizá también las preposiciones, que me gustan más porque no todo el mundo se las sabe tan a pies juntillas: a-ante-cabe-bajo... O puede que mi cariño esté en ese carácter firme que tienen, quien sabe.
Y a partir de ahí ya podremos volver a buscar el sentido, aunque sea inconexo, poco a poco, que ya sabemos que Roma no se construyó en un día.

¿Estás muy perdido? Vuelve a casa y respira si te quedan pulmones, sino tendrás que fabricarte unos nuevos aunque sea a pedales y seguir nadando. Aunque atravesaremos océanos sabiendo ya que los problemas se eligen y las soluciones son poemas con rima asonante; pero, sobretodo, que los que siempre estuvieron cerca son los que te acompañarán mañana.

Ahora, como todas las mañanas, sonríe y lucha. Y baila bajo la lluvia, que no pasa nada porque de vez en cuando se empape tu corazón.


¡Buenos días princesa! 
He soñado toda la noche contigo, 
íbamos al cine y tu llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto, 
solo pienso en ti princesa, 
pienso siempre en ti.
(La vida es bella - Roberto Benigni) 

3/03/2013

Let me in. Tomorrow.



Las bifurcaciones tienen ese algo mágico intrínseco que nos hace sostenernos por un hilo imaginando qué hubiese pasado si la decisión hubiese sido la contraria. Sigo, aún así, dejando migas allá por donde mis pies entonan el nuevo baile, al compás de una música que aventura un nuevo despertar.

Habrá sorpresas y dragones, finales felices y brujas malvadas. Todo para que cuando vuelva Alicia a su mundo éste se haya desbaratado lo suficiente como para seguir tan itinerante. Y así revivirán, o se darán por ya en paz, Ric, Jack, Moira, Monipenny, Lía, Teo, Adrián, Clara, La chica del Corazón Grande, la ácida de Cati, Algred, Silvie, Álvaro y otros muchos que aparezcan pintados en las estrellas.

Por ahora, un minuto de paciencia y unos cuantos más de apoyo, que se necesitarán allí donde me encuentre. Y en cuanto pueda hablar de más, caerán gotas para todos vosotros.


Mientras tanto, Gracias por vibrar conmigo. Y nos vemos pronto. 



Miss Migas



¡La despedida! Maldito quien invento esa palabra. La gente debería llegar siempre. No debería irse nunca También sabe una desde el primer día que tiene que morirs,y eso no es un consuelo cuando llega la hora.
(La barca sin pescador) 

1/01/2013

Hablemos de espacio en lugar de tiempo






A veces le gustaría vivir hace sesenta años. Y sentarse en el café de la estación de trenes y poder oirlos partir, soltando humo y avisando el largo viaje que quedaba por delante.
No sabía exactamente si observar desde la estación sería suficiente o si, en un intento ahogado, correría en el último minuto para intentar cazar el aliento de la nueva partida. Al fin y al cabo el ser humano está un poco hecho así, demasiado asustado para cambiar pero lo suficientemente consciente como para saber que si se queda tendrá que luchar todavía más fuerte para que la ola no le sumerja. Mientras tanto resulta sencillo anclarse a alguna mentira social sensiblona, abandonar el derecho a vivir y mecerse al compás de la energía que los otros proyecten, chupando lo necesario para vegetar.
-Venga, - le dijo Jack – es hora de irnos o no vamos a llegar a cenar. Hoy el tiempo sí que no perdona.
Como si las campanadas fueran lo único que marcase realmente una contrarreloj, tenía que estar perfecta para la cena de esa noche. Jen cortó su mirada perdida y la levantó hacia él. Su tez nacarada perfecta y su moño rubio enredado creando una exacta caracola le hicieron una vez más rendirse ante ella. La abrazó con ternura, como si la estuviese salvando de un abismo que sólo para él existía y dejaron la estación, lo que ella no sabía es que el viaje ya tenía fecha. 




I think you're really too perfect to live in this world. I mean, all the beautifully furnished rooms, carefully designed interiors, everything's so controlled. There wasn't any room for any real feelings. None, between any of us.
(Interiors)