12/03/2013

Voces que desaparecen y gargantas que se quedan





La ventanilla del coche. El barrio “bien” de Portland, Maine. De repente, como un flashazo, sentirse en Santander. Con ella. No sé si es el ladrillo que conexiona en mi cabeza o el recuerdo de ella, de su sonrisa. Ella está en mi cabeza y no sé si no puedo dejar de pensar en ella porque nunca estuve enamorado de ella o porque siempre lo estuve y no quise. Es una combinación fascinante de endorfinas, nostalgia y ladrillo.
¿La volveré a ver? Ya no estoy tan seguro. hace apenas dos meses éramos uña y carne, los mejores amigos. Nuestros encontronazos, nuestras diferencias pero nuestros espacios y un grandísimo espacio común. Ahora sé que mi espacio -o no tanto mi espacio- sino mi dirección apunta hacia otro lado. Muy diferente. Otras metas. He decidido seguirlas y dejar de mirar atrás como si pudiera compaginarlo todo.


No quiero compaginar nada. Sólo me quiero a mí. Por egoista que suene. Es lo que quiero hacer. No sé bien cómo. Me asusta no saber el camino. Por ahora tengo algo a lo que aferrarme. Ya veremos el año que viene.


Siento nostalgia por todo lo que dejo atrás. Me gusta mirar atrás, pero sé que a partir de ahora cada vez miraré menos y menos hacia atrás. me gusta combinarlo con el futuro: pensar en volver a mis raíces con todo el camino hecho. Pero sé que será mucho más difícil, que estoy tomando una dirección que no asegura la vuelta.
Ni la vuelta, ni la felicidad, ni nada. Sólo me asegura que es donde quiero mirar. tengo dudas. Me siembra dudas mi entorno, mi familia, mis amigos. Pero por eso tengo que ser fuerte. Olvidar lo que he sido o conseguido y mirar hacia donde quiero ir. Escribir lo que quiero escribir.


Trato de pensar en razones para hacer lo que hago pero es que realmente no hay razones. Y es perder el tiempo. Lo que tengo que pensar es en qué quiero hacer y qué cosas siento que tengo que hacer. Y medios para hacer. Qué siento que quiero hacer y maneras de llegar a ello. Tengo que pensar en “afuera”, en los sitios y las cosas que me van a permitir hacer lo que quiero.
Leer lo que tengo que leer, escribir lo que tengo que escribir. No perder el tiempo, porque mi tiempo es mi sueño.

Pero me concedo perder un poco el tiempo pensando en ella, en su pelo y en las calles de Santander. Las casas bonitas y en sus pasos al lado de mis pasos.
Y sigo mi camino, que me aleja más y más de ella.


Y no siendo mío, esto tenía que estar aquí. 

1 comentario:

  1. Cerrar ciclos, historias que se terminan porque así debe ser, porque de lo contrario no vendrá nada nuevo. Es interesante conocer las gracias del amor.

    Un besito migajoso :D

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