11/18/2013

Se atragantó con su adolescencia



-¿No te quieres quedar? Seguro que si cuentas ovejitas consigues dormir...
Álvaro la miraba con el codo apoyado en la almohada y la mano sujetándole las últimas ideas del día. Cati había aparecido una vez más de entre los arbustos irrumpiendo en su cama como le gustaba hacer, sin ni siquiera dejar apuntado el número de teléfono.
Ella continuó a vestirse sin darse la vuelta. Despacio, poco a poco, fijándose a ratos en el espejo de la pared. Olía a invierno cuando movía su melena y sonaba a una mezcla de Pereza y Bonnie Tyler cuando se ponía a caminar. Era casi imposible no quedarse con ganas de acumular más ceniza pero, a la vez que resultaba tan sencillo quererla, odiarla parecía mucho más fácil de lo que se pudiera dibujar. Y eran esos momentos en los que a él le hubiese encantado poder tocarla de verdad, como si de un arpa se tratase, y ver debajo de esos labios de color carmín permanente su tez auténtica. Ese rosáceo que noqueaba y convertía a cualquiera en un ser salvaje, de esos dispuestos a cometer cualquier crimen.
-Contar ovejas no creo que permita dormir a los leones.
Le regaló un último beso y salió por la puerta, cerrando con cuidado para no hacer mucho ruido y que pareciera que realmente se había ido. Porque, de haberlo hecho, ambos se acordarían que había estado.



Los finales nunca son fáciles. Siempre los he idealizado de tal manera que nunca están a la altura de mis expectativas y acabo decepcionado. No se porque me importa tanto como acaben las cosas aquí. Supongo que todos queremos creer que lo que hacemos es importante, que la gente esta pendiente de cada palabra que decimos, que le importa lo que pensamos. Y en realidad, podemos sentirnos afortunados si logramos, aunque sea por casualidad, que alguien, quien sea, se sienta un poco mejor. Porque al final todo se reduce en las personas que dejas entrar en tu vida y mientras mi mente rememoraba las caras que había visto aquí me acorde de mi familia, de mis compañeros de trabajo, de los amores perdidos y incluso de aquellos que ya no estaban. Y al girar la esquina, todos volvieron a mi como una larga cola de experiencias compartidas... Aunque me sentia arropado y seguro, sabia que tenia que acabar. No es bueno estancarse en el pasado, y gracias a Ban ya no me parecía tan aterrador, podía depararme lo que deseará.
(Scrubs)