Resulta que no los he perdido, a ninguno de ellos. Pero lo mejor que se puede hacer cuando sólo tienes palabras viejas es esperar a que alguien diga algo nuevo.
Esta historia no trata sobre eso. Es sobre el día en el que me di cuenta que admitir que no somos héroes significa que el ayer no va a volver.
Ponte detrás de otros ojos. Quizá te gusta lo que veas. Si no te gusta, supongo que lo mejor que puede haber pasado es que no hayas bloqueado muchos túneles.
Hay muchas formas de definir nuestra frágil existencia, muchas formas de dotarla de significado, pero son nuestros recuerdos los que moldean su propósito y la sitúan en su contexto. Es en este surtido privado de imágenes, miedos, amores, arrepentimientos en el que solo nosotros escogemos la importancia de cada cual, fabricando nuestra propia y única historia recuerdo a recuerdo con la esperanza de que aquellos que escojamos recordar, no nos atrapen. Ya que es una cruel ironía de la vida que estemos destinados a congraciar la oscuridad con la luz, el bien con el mal. Eso es lo que nos distingue, lo que nos hace humanos y en el fondo es aquella que debemos luchar por conservar.
(Héroes)