8/28/2012

¿Sabías que.........?



-No hace tanto calor. Madrid está vacío, y no tengo sueño. - había vuelto a repetirse lo que un día fue costumbre y, aunque el vacío se había traducido en alivio, tengo que reconocer que mi estómago se retorció y tuve que correr al baño en cuanto leí al mensaje. Menos mal que ya me había dado por vencido hace un tiempo y a partir de entonces el teléfono se quedaba apagado por las noches, no sé qué tal me hubiera sentado un puñetazo así de fuerte a altas horas de la madrugada.
Me quedé sentado en el baño por lo menos un cuarto de hora, escribiendo respuestas mientras me desnudaba como mera necesidad para atravesar el mundo. Cuando me di cuenta había modificado ya completamente el pasado e iba camino de hacerlo con el presente, estaba claro que, para mi, magia era volver a la evidencia.
Los días siguientes tampoco supe qué contestarla, Cati siempre me había llevado dos siglos de ventaja y una vez más me sentí desbordado, consciente de que no pasaría nada la próxima vez que la viese, que ella me miraría una vez a los ojos y me volvería a sentenciar.




Inez: Ok. Trabaja en una tienda de nostalgia.
Carol: ¿Qué es una tienda de nostalgia?
Paul: Ah, ¿no me digas que es una de esas donde venden muñecas de Shirley Temple y viejos aparatos de radio?
Inez: ¡Exacto!
Paul: Nunca he sabido quién compra eso. ¿A quién le interesa?
Inez: Pues… a gente que vive en el pasado. Gente que cree que su vida habría sido más feliz si hubieran vivido en épocas pasadas.
Paul: Mmm. ¿Y en qué época habrías preferido vivir tú, Don Quijote?
Inez: (ríe) En París, años veinte.
Gil: Sí…
Inez: ¡Bajo la lluvia!
Gil: Bueno, es una gran idea…
Inez: Cuando no era lluvia ácida. ¡Lo siento! (interrumpe)
Paul: Uh, entiendo. Sin calentamiento global, sin televisión ni terroristas suicidas, ni armas nucleares ni cárteles de drogas.
Carol: Es el típico cliché de las historias de horror.
Paul: Es que la nostalgia es negación. Una negación del doloroso presente.
Inez: Bueno, Gil es un completo romántico, porque él sería más que feliz viviendo en un estado de perfecta negación…
Paul: Y el nombre para esta negación es “el complejo de la edad de oro”.
Inez: Ah.
Carol: Touché.
Paul: Sí, se trata de la idea errónea de que un periodo distinto es mejor del que vivimos. Sabes, ese es el fallo de la imaginación romántica de aquellas personas que tienen dificultades para enfrentar el presente...
(Midnight in Paris) 

 


8/11/2012

Mañanas sucias, tardes de papel cuché.



Hay niños que nunca dejan de perderse. Incluso cuando ya no lo son.



El charlatán predica delante del pozo. "Quien se tire dentro", dice, "será feliz". Los que nos detenemos a escucharlo contenemos la curiosidad con una expresión incrédula. Pero estamos atentos. Por un lado, porque el hombre sabe hacerse escuchar y, por otro, porque no tenemos nada mejor que hacer. A diferencia de otros pozos, éste se hizo popular cuando, con la ayuda de una megafonía sensacionalista, el charlatán empezó a anunciarlo como si de una atracción de feria se tratara. No cobra entrada, sólo pide la voluntad. Después de semanas de pensar mucho en ello, un día me tiro. Previamente le pago lo que considero justo a cambio de escucharle decir "serás feliz", así, sin dar más detalles. En un primer momento, la excitación me impide experimentar nada especial. Caigo, eso sí que lo noto, y también percibo que el pozo es muy oscuro, y que el agujero por el que me he metido se aleja rápidamente. Sin ver nada en absoluto, siento que la oscuridad se ensancha y que, aunque no dispongo de ninguna prueba que lo confirme, no estoy solo. Grito. Vuelvo a gritar. Como nadie responde, deduzco que los demás también están gritando y que si no los oigo es porque cada cual debe de gritar para sí mismo. Caigo. Y me caigo todavía más. Nunca habría imaginado que sería un pozo sin fondo. Pero, cuando me tentó para que me tirara, el charlatán no especificó, sólo dijo que, si lo hacía, sería feliz. Y lo cierto es que, mientras me precipito hacia unas tinieblas todavía más intensas que las de hace un rato -o las de hace meses, o las de hace años, ahora eso carece de importancia-, acompañado por otros seres que tan sólo intuyo, quizá sí soy más feliz de lo que era antes. Pero resulta difícil decirlo porque de antes no me acuerdo, oye.
Sergi Pàmies (Si te comes un limón sin hacer muecas