10/11/2009

Apuntes


Sus ojos se abrieron de par en par en medio de la madrugada.
Por la ventana de su habitación soplaba el viento que azotaba la ciudad aquella noche.
Desvelada no hizo más que girarse hacia su mesilla y coger una de las mil libretas de espirales tamaño de bolsillo que utilizaba al año. Estiró su mano hasta la silla cerca de su cama y consiguió tocar con la punta de los dedos un bolígrafo que siempre guardaba en su bolso.
Entre el sueño y el desvelo sólo pudo escribir:

"Sí, quiero.
quiero despertarme mañana y reconocerme frente al espejo, mirando al futuro,
quiero tomarme un helado de dos bolas de nata y chocolate mientras paseo por la orilla,
quiero decir "quiero" muchas veces,
quiero encontrar París entre las calles antiguas de Madrid,
quiero enseñarte a bailar al mundo,
quiero verte caminar,
quiero aprender,
quiero saber dónde estarás,
quiero estar donde quieres que esté,
quiero que todo esté todavía por hacer,
quiero que seas tú el que me lo pida,
quiero que nuestros ojos brillen alegres,
quiero que tu corazón te diga dónde estoy,
quiero la mano que me gusta recordar,
quiero amor, amor y después amor. "

Sus ojos se fueron cerrando lentamente.
A la mañana siguiente no se acordaba de nada.

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