3/05/2011

Eternal sunshine of the spotless mind.




-En esta habitación hace frío chata, cierra ya la ventana que te vas a quedar helada.- Mamá ha asomado su cabeza, de cabellos pelirrojos como la mejor zanahoria de Bugs Bunny, por la puerta y, tapada con su vieja toquilla marrón, controla que siga tumbada en la cama.
Ha empezado a tocarme la tripa y con sus manos calientes de manzanilla amarga me la masajeaba de arriba a abajo intentando hacer que me vaciara. Y aunque ella siempre había sido tosca, ese día el vaso de leche estaba especialmente calentito y sabía a miel, y a ovejas.
Lo hacía con fuerza, apretaba intentando que se fuese todo, que no quedase nada dentro, que el estreñimiento que había tenido esos días, la contención de todo, los hombros en posición de ataque siempre contracturados dos palmos más de lo normal y el aliento rasgado en forma de almeja buscasen otro león al que peinar; aunque siempre se pegasen al de la melena más alborotada, al que más se ponía de cara al viento.



"En apariencia, era uno de esos tipos equívocos que uno imagina fácilmente viviendo con una madre anciana que teje calceta y los domingos le lleva al hijo la taza de chocolate caliente a la cama; hijo al que en las películas se ve a veces caminando solo tras un féretro, bajo la lluvia, con los ojos enrojecidos y mustiando mamá con desconsuelo de huérfano desvalido. Pero Corso no había estado desvalido en su vida. Tampoco tenía madre."
(El Club Dumas)

5 comentarios:

  1. Hay días que es mejor esperar a que el vaso de leche calentita te cure los males

    Un besote

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  2. Me gustan las palabras de tu cabecera.

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  3. algunas cosas nunca sanan.
    otras, nunca se disfrutan tanto como el cariño de un ser querido.

    un saludo grande desde la lejania.

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LOCURA(S)