-Hola, chico guapo.
-Tú aquí.
-Es que está lloviendo y no puedo dormir. La última vez que me dormí y llovía tuve pesadillas.
-¿Monstruos?
-No, tortitas.
-Ya, te entiendo. Yo también me sofocaría si soñase con tortitas.
Y se ríen.
-Me sorprende que te plantes aquí a las cuatro de la mañana, Monipenny. No es muy tuyo.
-Me voy, estoy empapada.
La coge de la mano.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por soñarme.
"Cuando lo cierto es que, más allá de la muerte, no hay nada irremediable, salvo la propia cobardía. Los hombres suelen llamar destino a aquello que les sucede cuando pierden las fuerzas para luchar."
(Historia del Rey Transparente)
ooooh me encanto el final!! (L)
ResponderEliminarNo es lo que dices, sino cómo lo dices, bella, por lo que me gusta tanto visitarte :)
ResponderEliminar¡Mucha luz!
Bueno, que grande Damien Rice!
ResponderEliminara veces somos tuertos y no vemos a quien tenemos delante o al lado.
ResponderEliminarYo he aprendido q el destino no se puede cambiar no importa cuanto lo intentes.
ResponderEliminarPor eso vengo aqui a tu blog.
Supongo q esta dentro de mi destino.
muy bien, sisi.
ResponderEliminarMe voy a plantear mirar a los tuertos de perfil, quizá los sueños no sueños sean...
ResponderEliminarMe ha encatado, un saludo!
aquí en el norte llueve y recuerdo apenas retazos de lo que sueño... podría acostumbrarme, pero tengo ganas de conversaciones soleadas :)
ResponderEliminarAwww.. me gustó :)
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