10/18/2012

One Sunday Morning



Cuando el viento sopla, son los árboles los únicos que quedan impunes. Pierden sus hojas y ondean sus ramas pero sus troncos se llenan de los aires que llegan, trayendo tactos nuevos y memorias futuras. Desde que Lía había dejado la playa, Teo salía todas las mañanas en su bicicleta, con los pantalones por la rodilla y un calcetín de cada pareja, a recorrer el camino de piedra. Pedaleaba hasta la punta del faro y se sentaba sobre la pequeña casita al borde del acantilado.
En verano le gustaba saltar desde allí al mar. Durante los 4 ó 5 metros de caída recuperaba un trocito de su vida sin anestesia, hasta que de golpe chocaba con el agua y era como si le hubiesen vuelto a enterrar en las profundidades.
Pero por eso se sentaba allí a escuchar al mundo, porque cuando el viento sopla no hay promesas que valgan.




Creo que una de las experiencias humanas más universales es sentirse solo. Uno nunca lo sabrá, pero posiblemente haya montones de gente sintiéndose exactamente igual. Quizás porque te sientes completamente abandonado. Quizás te diste cuenta de que no eres tan autosuficiente como creíste. Quizás porque sabes que debiste manejar algo de forma distinta. O quizás porque no eres tan bueno como creíste que eras. Como sea, cuando llegas a tocar fondo, tienes una opción. Puedes sumirte en la autocompasión o puedes tragártelo. Es tu decisión.
[Scrubs]

6 comentarios:

  1. Desde ya, esta es mi entrada favorita.
    He dicho :)

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  2. Joer Clara, me has puesto los pelos de punta!!
    Te has planteado escribir de manera profesional o ya lo haces??
    Es precioso lo que has escrito, me encanta!!
    Besotes guapa!!!

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  3. Muy bonito. Me gustan estos personajes que se dejan llevar cuando ya no saben cómo recuperar la felicidad. Sentir la lluvia, lanzarte al mar, escuchar las olas... Qué sensaciones tan liberadoras.

    ¡Un beso! ^^

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  4. Precioso!!
    Tu blog me a encantado. Gracias por tu visita y comentario, yo también me quedo a seguirte.
    un besazo

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  5. Es importante sentirse solo alguna vez, para escapar del ruido que nos distrae las entendederas y pararnos a escuchar nuestros propios silencios. Seguiremos engañando una parte ínfima de cabeza pero estaremos preparados para seguir remando, quién sabe hacia dónde a continuación.

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  6. 4 ó 5 metros viviendo sin anestesia...sensación de paz bajo el 'faro de migas'

    un placer leerte...

    besos

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