6/23/2011

Nuestro Verano Azul




Las margaritas blancas habían sido siempre sus flores favoritas, le recordaban a cuando era pequeña y en la habitación de su madre había siempre un aroma a naranja del perfume con el que se bañaba cada vez que salía de casa. Todavía puede sentir cómo la miraba desde el suelo de la habitación, vestida de color marfil con tan solo tres años, jugando con los cubos encima de la moqueta. Ahora lo vive todo como una vieja fotografía de color desgastado: el gesto de su madre agachándose a sacarle las manos de la boca con una dulzura jamás vista, ella poniéndose los pendientes mientras inclina su cabeza frente al aparador...
Un día se planteó si había decidido que esas fueran sus flores favoritas simplemente porque eran las más baratas de la floristería; así si alguien estuviese tentado de regalarle flores alguna vez en su vida tendría el aliciente extra de que además no iría a dejar pesetas por las alcantarillas para que las recogieran las Tortugas Ninja.
Aún así velaban en la mesa roja de su escritorio, observándola mirar a través de las persianas de su ventana. Es realista. Y su realismo no se cura aceptándose; simplemente, no se cura.



"Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca."
(Como Agua para Chocolate - Laura Esquivel)

7 comentarios:

  1. ¡Como agua para chocolate!
    ¿Te has leído el libro ya? Es fantástico. Cada receta, cada descripción es delirante :D


    Mucha luz, bella :D

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  2. ¡Hola! He visto varias entradas de tu blog y me han parecido realmente buenas, interesantes y bien escritas.
    Te sigo desde ya :)
    por cierto, muy interesante la teoria de tu abuela!

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  3. Perdona que te escriba aquí, lo hago porque veo que has eliminado el blog de gastronomía, no sé si lo has trasladado o simplemente lo has quitado, me gusta mucho y me apena que se haya perdido, espero tu respuesta con impaciencia.
    Un beso

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  4. Muchas veces me han recomendado como agua para chocolate y muchas veces me he dicho a mi mismo que aceptándose se cura.

    un abrazo :)

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  5. A domani.
    V de Verano

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  6. Me encanta todo. La primera parte es una texto precioso, a mí también me gusta esos recuerdos de la infancia y el gusto por las margaritas.

    Y la segunda parte yo estoy totalmente de acuerdo con esta abuela.

    Besos con migas de locura

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  7. Ese libro me encanta.
    Y las margaritas son mis flores preferidas junto a las amapolas.
    El realismo no tiene por qué curarse...¡Ni que fuera una enfermedad!

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