11/05/2010

La mano maestra desaparece al mirar a la izquierda.





Siempre había sido una de esas personas que había permanecido abrochada al botón de su hígado desde que entró en su vida, cuando eran apenas dos niños que se divertían lanzando barro los sábados por la tarde.
Moira ya tenía unos cuantos años más, él siempre había sido un par de años mayor que ella. 
Su jersey rosa de mangas largas y cuerpos anchos bailaba cuando el viento recorría la calle por la que ella paseaba, eran las seis de la tarde y no quedaba ni una gota de luz por el centro de Madrid.
Llevaba puesto un gorro del mismo color y la bufanda cruda de lana marcaba mucho más claramente las gotas que caían de sus lacrimales cuando por culpa de sus bailarinas negras el frío la hacía temblar.
-¿Qué tal estás señorita? - le habló súbitamente, sabía que era su voz porque se acordaba perfectamente de todos los ratos libres que había pasado en su casa cuando él estaba solo.
-¡Ostrás! - ella se quedo ojiplática. Muda. Incapaz de mover ni el dedo izquierdo del pie ni de respirar otra vez.
-Sólo han pasado seis años mujer.
-Todavía me acuerdo de los moratones que me hacías en los brazos cuando jugábamos. - intentó incorporarse para darle un abrazo, seguía oliendo a él.
-Incapaz de decirte que me gustabas... Así cada vez que mirases tu brazo te acordarías de mi. - le dijo él cauteloso.
Moira estaba allí, sentada en el primer banco que había encontrado mientras un nudo en el estómago le hacía preguntarse todos los viajes que no había hecho.
Payaso! - creo que le dijo eso porque nunca había aceptado que a ella también le hubiese gustado besarle en algún escondite perdido - Pues te he echado un montón de menos....






"Aquí. Trepado en la cima de la nada de pronto recibo la llamada de la muerte. Que por demás me avisa pasajera que no es nada. Nada más que la ausencia de la nada. Nada más que la ausencia de la misma palabra. Nada más y simplemente que la nada."
(Giannina Braschi -El imperio de los sueños.)


5 comentarios:

  1. Yee llegue primero.

    La dulce Moira me da 3 por favor dos para llevar y uno para comerla aca.
    Jaaaa

    Si asi puedes recordar yo tambien lo haria, PAYASITA...

    Por favor Moira quedate conmigo

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  2. EXCELENTE.
    me gusto mucho tambien la frase final.
    y confieso que la muerte llamo a numero varias veces, y preferi no atenderla. Espero no se lo tome enserio y venga personalemente.

    un abrazo fuerte desde la lejania.

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  3. Hay veces que no sé porqué se guardan tanto las cosas, siempre acaban apareciendo en los créditos.
    Bss

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