3/09/2010

¡Corre que te pillo!


La cama estaba sudada, los cuatro almohadones que recogían a Moira y el edredón que la alejaba del frío que entraba por las rendijas de la ventana de madera parecía como si se hubiesen dado a la fuga. El insomnio de las cuatro de la madrugada hacía que vuelta tras vuelta intentase recuperar el sueño que había comenzado.
Fuera podía escuchar el ruido de las máquinas haciendo su trabajo y sentía cómo cada uno de los pasos que daba se consumía en la nada.

Para eso servía el horizonte. 
A cada paso que daba, éste se alejaba un paso más. Y así continuamente. 

Presa del miedo ó presa de la necesidad. El bucle del delirio que la acunaba entre no saber si era la ansiedad por conseguir lo que no tenía o el pánico a perder con lo que ya contaba. 
Fiel a ella sonaba por su piel el reloj que acortaba su vida llevándola a vivir a una intensidad del 120 por ciento. 

Cuando sonó el despertador entendió para qué servía el horizonte. 
Servía sólo para seguir caminando. 

"Aquellos que nunca se retractan de sus opiniones se aman a ellos mismos más que a la verdad"
(Joseph Joubert)

2 comentarios:

  1. por cierto, que nunca te lo he dicho
    me gusta tu foto de perfil :)

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  2. Tambien me gusta tu foto, me importa mas perder lo que tengo que no conseguir lo que no tengo.

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LOCURA(S)